Final de la historia
Al amanecer,
el labrador fue al huerto y, cuando vio que el espantapájaros estaba
destrozado, decidió prenderle fuego. Al espantapájaros se le cayó la
granada que tenía de corazón y en ese mismo sitio nació un árbol frutal.
Los animales y personas que no tuvieran comida podrían coger una fruta,
plantarla y así tendrían comida para siempre.
Reflexión final
Me ha gustado mucho esta lectura, porque me ha enseñado a no ser avaro y compartir las cosas con todos. Así seremos más buenos y nos sentiremos mejor con nosotros mismos.