Un día fuimos al cortijo de mi prima y nos llevamos a mi perro Pongo. Después de terminar de comer subimos al monte y mi perro vio una culebra. Se lanzó a por ella, pero mi perro no pudo matarla y la culebra le mordió. Vimos a unos cazadores que pasaron por allí y la mataron. Salimos corriendo con mi perro en los brazos y lo llevamos al veterinario. Casi muere, pero como él es joven sobrevivió.
Al siguiente año fuimos otra vez y no nos dejaron subir al monte, pero nos dejaron ir a una fuente a que mi perro Pongo se refrescara. En la fuente había muchos perros y perdimos a mi perro Pongo de vista; lo buscamos hasta la noche pero no pudimos dar con él. A la mañana siguiente apareció enfermo en la carretera y estaba deshidratado. Entonces llamamos al veterinario, que venía de curar a otros perros. Investigamos y la enfermedad que tenían era porque habían comido carne envenenada. Recorrimos el monte buscando la carne envenenada y vimos a un granjero echándola; lo hacía para matar a unos zorros que se estaban comiendo sus gallinas. Volvimos al pueblo y fuimos al cuartel de la Guardia Civil a denunciar al granjero. La Guardia Civil lo arrestó, le hizo preguntas y le obligaron a pagar al veterinario. Y a los dueños de los perros les tuvo que pagar una indemnización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario